Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás (Juan 6:35).
Mensaje:
El mundo nos ofrece muchas cosas que prometen saciar: logros, riquezas, reconocimiento, placer. Pero tarde o temprano, todas dejan un vacío.
Jesús nos recuerda que solo en Él encontramos la verdadera satisfacción. Él no vino a darnos simplemente algo bueno, vino a darnos a sí mismo. Así como el pan alimenta el cuerpo, Cristo alimenta nuestra alma.
Cuando ponemos nuestra confianza en otras fuentes, siempre volvemos a sentir hambre. Pero en Cristo encontramos plenitud, porque Él mismo es la fuente de vida, y de vida eterna.
Aplicación:
Hoy haz un alto y examina: ¿en qué estás buscando tu satisfacción? Recuerda que nada en este mundo puede llenar el corazón como Jesús. Ven a Él en oración, aliméntate de su Palabra, y deja que su amor te sacie completamente.
Cierre en oración:
Mi Señor Jesús, Tú eres el pan de vida.
Perdóname por buscar saciarme en cosas pasajeras.
Hoy me acerco a ti, confiando en que solo en ti mi alma encuentra descanso y plenitud.
Amén.