El Evangelio de Cristo

Pequeñas predicas

Jesús, nuestra fuerza en la debilidad

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.(2 Corintios 12:9).

Mensaje:
Muchas veces pensamos que debemos ser fuertes para servir a Dios, que debemos tenerlo todo bajo control, que debemos ser fuertes para agradarle. Pero el evangelio nos enseña lo contrario: Cristo se glorifica en nuestra debilidad.

El apóstol Pablo entendió que su fragilidad no era un obstáculo, sino el lugar donde el poder de Dios se manifestaba. Cuando reconocemos que no podemos solos, es ahí donde el Señor se convierte en nuestra verdadera fortaleza, es ahí donde el poder de Dios se manifiesta.

Jesús mismo llevó nuestras cargas en la cruz, y prometió estar con nosotros todos los días. Él no nos pide perfección, sino, Fe. Su gracia no se acaba, su gracia sobreabunda, y en cada caída, en cada lucha, en cada momento, en cada dificultad, su poder se manifiesta.

Aplicación:
Hoy no pretendas que tu debilidad  está escondida delante de Dios. Dile:
“Señor, en mi debilidad, sé Tú mi fuerza”.
Y camina confiado que su gracia se manifestará en tu debilidad, porque el poder de Cristo se perfecciona en ti en esos momentos de fragilidad.

Cierre en oración:
Mi Señor Jesús, gracias porque en mis debilidades tú me sostienes.
Que cada día me recuerde que no dependo de mis fuerzas, sino de tu Gracia.

Amén.