El Espíritu de adopción
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
(Romanos 8:15)
Mensaje:
En Cristo somos hijos amados de Dios, no esclavos del temor. Podemos acercarnos al Padre con confianza.